RESEÑA: LA CASA ENTRE LOS CACTUS-PAUL PEN
Terminada (más bién devorada) #lacasaentreloscactus,
y a punto de hacerle un hueco en nuestra estantería, de donde seguro en
un futuro la rescataremos para releerla, lo prometido es deuda... Aquí
os dejamos la reseña de esta magnífica novela, que confirma lo que ya
sabíamos: Las historias de @mrpaulpen nos dejan casi sin uñas al
terminarlas... y nos encanta.
-El desierto. Una casa. Una familia "idílica". Un padre, una madre y 5 hijas (¿o quizás sean 3, o en ocasiones 4?) con nombres de flor, viviendo aislados en un paraje en el que las visitas no son precisamente bienvenidas, y donde la belleza, la soledad y las mentiras conviven estrechamente de la mano.
Pero hay secretos que no pueden mantenerse ocultos eternamente, y la llegada de un extraño abrirá una grieta en la vida de los protagonistas que se irá agrandando cada vez más hasta acabar por devorarlos a todos... ¿o quizás no?
El planteamiento puede parecer simple, tal vez hasta poco original, pero lo cierto es que el autor no necesita mucho más para construir y dar vida a un mundo propio del que el lector no podrá escapar una vez haya cruzado el umbral de esa casa entre los cactus.
Con una primera parte más pausada, en la que vamos conociendo a la familia y sus rutinas diarias, la novela va avanzando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, mostrándonos con pequeñas pinceladas que esa supuesta normalidad esconde un trasfondo oscuro, que saldrá a la luz con la llegada "casual" de Rick, un excursionista que sólo desea conversar un rato con alguien después de una larga travesía por el desierto.
La forma en la que la tensión se dispara y los acontecimientos se precipitan a partir de este punto demuestra que el autor tiene un manejo del tempo y de los personajes excepcional, sirviéndose de detalles sutiles para que el propio lector empiece a formarse en su cabeza una idea de lo que puede estar ocurriendo, hasta llegar a un clímax en el que, ¡oh sorpresa...! la verdad nos estalla en la cara con un disparo de escopeta que lo cambia todo, y nos pincha y escuece como si de las púas de Needles, Pinks o Thorn, los cardones que Melissa, la niña que habla con las piedras, viste con ropas humanas en un intento de mitigar la profunda soledad y la falta de amigos que sufre, se tratara.
Y aún quedan más de 200 páginas.
En este punto, (y confesamos que a nosotros nos sucedió), el lector puede pensar... bueno, ¿y ahora qué?. Si ya se ha destapado la verdad, ya sabemos lo que esconden Rose y Elmer...¿qué más nos queda?
Pues nos queda... lo mejor. La manera de enfrentarse a esa verdad de los diferentes protagonistas. Donde otras novelas podrían haber perdido fuelle, esta consigue algo muy difícil: que aún sabiendo, queramos continuar y no podamos parar.
Porque el misterio, una vez descubierto, pasa a un segundo plano, y se convierte en un mero nexo de unión entre los personajes, que se verán envueltos en una situación cada vez más surrealista y difícil de mantener, y que llevará a Rose y a Elmer a hacer verdaderos malabarismos por mantener la normalidad de su hogar, en el que las risas y los juegos, y las cenas en familia, convivirán en un precario equilibrio con otra realidad mucho más cruda escondida en una habitación cuya puerta siempre debe permanecer cerrada con llave, y que en ciertos momentos nos llegará a recordar a la gran Misery de Stephen King.
La decisión de seguir luchando (o no) por conservar lo construido, o recuperar lo perdido, y todas las implicaciones morales que ello conlleva, les hará caminar por una cuerda floja mientras asisten impotentes al desmoronamiento de su castillo de arena familiar, creando una tensión psicológica que irá cada vez más en aumento, hasta llegar a las últimas páginas, donde lo que creemos que es el final, pero en realidad no lo es, todavía no, nos dejará con la boca abierta, lágrimas en los ojos y un regusto un tanto agridulce.
Y por fin, en un nuevo giro de la trama, (y ya hemos perdido la cuenta), llega el verdadero final, abierto y cerrado al mismo tiempo, un final que sana viejas heridas a costa de otras nuevas que se abrirán... o no.
Y esque, cómo diría Rose: "Es fácil sentir compasión cuando entiendes que todo el mundo es hijo de una madre como tú".
Catalogar esta novela como un Thriller se queda corto.
Es mucho más, y mejor.
Desde #delibrosycia os animamos a leerla y a descubrir a Paul Pen si no lo habéis hecho todavía, y esperamos que os haya gustado nuestra reseña.
-El desierto. Una casa. Una familia "idílica". Un padre, una madre y 5 hijas (¿o quizás sean 3, o en ocasiones 4?) con nombres de flor, viviendo aislados en un paraje en el que las visitas no son precisamente bienvenidas, y donde la belleza, la soledad y las mentiras conviven estrechamente de la mano.
Pero hay secretos que no pueden mantenerse ocultos eternamente, y la llegada de un extraño abrirá una grieta en la vida de los protagonistas que se irá agrandando cada vez más hasta acabar por devorarlos a todos... ¿o quizás no?
El planteamiento puede parecer simple, tal vez hasta poco original, pero lo cierto es que el autor no necesita mucho más para construir y dar vida a un mundo propio del que el lector no podrá escapar una vez haya cruzado el umbral de esa casa entre los cactus.
Con una primera parte más pausada, en la que vamos conociendo a la familia y sus rutinas diarias, la novela va avanzando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, mostrándonos con pequeñas pinceladas que esa supuesta normalidad esconde un trasfondo oscuro, que saldrá a la luz con la llegada "casual" de Rick, un excursionista que sólo desea conversar un rato con alguien después de una larga travesía por el desierto.
La forma en la que la tensión se dispara y los acontecimientos se precipitan a partir de este punto demuestra que el autor tiene un manejo del tempo y de los personajes excepcional, sirviéndose de detalles sutiles para que el propio lector empiece a formarse en su cabeza una idea de lo que puede estar ocurriendo, hasta llegar a un clímax en el que, ¡oh sorpresa...! la verdad nos estalla en la cara con un disparo de escopeta que lo cambia todo, y nos pincha y escuece como si de las púas de Needles, Pinks o Thorn, los cardones que Melissa, la niña que habla con las piedras, viste con ropas humanas en un intento de mitigar la profunda soledad y la falta de amigos que sufre, se tratara.
Y aún quedan más de 200 páginas.
En este punto, (y confesamos que a nosotros nos sucedió), el lector puede pensar... bueno, ¿y ahora qué?. Si ya se ha destapado la verdad, ya sabemos lo que esconden Rose y Elmer...¿qué más nos queda?
Pues nos queda... lo mejor. La manera de enfrentarse a esa verdad de los diferentes protagonistas. Donde otras novelas podrían haber perdido fuelle, esta consigue algo muy difícil: que aún sabiendo, queramos continuar y no podamos parar.
Porque el misterio, una vez descubierto, pasa a un segundo plano, y se convierte en un mero nexo de unión entre los personajes, que se verán envueltos en una situación cada vez más surrealista y difícil de mantener, y que llevará a Rose y a Elmer a hacer verdaderos malabarismos por mantener la normalidad de su hogar, en el que las risas y los juegos, y las cenas en familia, convivirán en un precario equilibrio con otra realidad mucho más cruda escondida en una habitación cuya puerta siempre debe permanecer cerrada con llave, y que en ciertos momentos nos llegará a recordar a la gran Misery de Stephen King.
La decisión de seguir luchando (o no) por conservar lo construido, o recuperar lo perdido, y todas las implicaciones morales que ello conlleva, les hará caminar por una cuerda floja mientras asisten impotentes al desmoronamiento de su castillo de arena familiar, creando una tensión psicológica que irá cada vez más en aumento, hasta llegar a las últimas páginas, donde lo que creemos que es el final, pero en realidad no lo es, todavía no, nos dejará con la boca abierta, lágrimas en los ojos y un regusto un tanto agridulce.
Y por fin, en un nuevo giro de la trama, (y ya hemos perdido la cuenta), llega el verdadero final, abierto y cerrado al mismo tiempo, un final que sana viejas heridas a costa de otras nuevas que se abrirán... o no.
Y esque, cómo diría Rose: "Es fácil sentir compasión cuando entiendes que todo el mundo es hijo de una madre como tú".
Catalogar esta novela como un Thriller se queda corto.
Es mucho más, y mejor.
Desde #delibrosycia os animamos a leerla y a descubrir a Paul Pen si no lo habéis hecho todavía, y esperamos que os haya gustado nuestra reseña.
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